domingo, 20 de junio de 2010

Raphael en Rusia (II)

Hasta tal punto era popular Raphael en la URSS que llegó a hacer cuatro giras en los años 70. Se filmó incluso un documental allí con Raphael como protagonista.
Traemos aquí ahora una descripción de la primera gira del cantante en la Unión Soviética que hemos encontrado en el sitio "Mi Raphael": "En la primavera de 1971, en las calles de Moscú y Leningrado, aparecieron carteles que anunciaban la gira de Raphael en la URSS. Las entradas se vendieron de forma casi instantánea. La gente durmió ante las taquillas la noche anterior a que diera comienzo la venta para conseguir una entrada para los conciertos.
Una cola de miles de personas se extendía varios kilómetros ante las taquillas del Palacio de los Deportes de Luzhniki. Patrullas de la policía a caballo vigilaban la cola para evitar desórdenes. Al día siguiente, en todos los puntos de venta de entradas de Moscú, incluidos los kioscos de las estaciones de metro, aparecieron carteles en los que podía leerse en grandes letras que se veían desde bien lejos: “No hay entradas para los conciertos de Raphael”. ¡Semejante expectación hacía tiempo que no se vivía en Moscú!
Raphael aterrizó en Moscú el 21 de abril e, inmediatamente, se trasladó a Leningrado, donde tuvieron lugar sus primeros conciertos. Ofreció diez recitales en la Casa de Cultura “Gorki” y en la Sala de Conciertos “Oktiabrsky”. ¡El éxito fue apoteósico! Raphael estaba tan profundamente conmovido por la excepcional acogida del público de Leningrado, tan cálida y tan cercana, que decidió allí mismo ofrecer otros tres conciertos en la ciudad del Neva cuando terminara sus actuaciones en Moscú.
El 3 de mayo, de mañana, Raphael llegó a la capital en el tren “Flecha Roja” y, en el andén de la estación, ya le estaban esperando sus fans. Los primeros cuatro conciertos –entre el 4 y el 7 de mayo- tuvieron lugar en el Palacio de los Deportes de Luzhniki en un ambiente de auténtico delirio. Los afortunados poseedores de una entrada iban desde la estación de metro de “Sportivnaya” hasta el Palacio de Deportes flanqueados, a ambos lados del bulevar, por grupos de personas que preguntaban si no tenían una “entrada de sobra”.
Y por fin Raphael salió a escena y, bajo las altas bóvedas del Palacio de los Deportes, se pudo escuchar su voz excepcional. Los 14.000 espectadores se unieron en una ovación para recibirle y, aunque no entendían las palabras, le aclamaron sin dudarlo porque Raphael ¡había logrado ganarse sus corazones! Su arrebatadora espontaneidad y su entrega total conectaron inmediatamente con el alma tan sensible de los rusos. ¡Fue un gran triunfo!
Al día siguiente, el 5 de mayo, era el cumpleaños de Raphael y, en aquella ocasión, lo celebró dos veces. La primera junto al público moscovita en la escena del Palacio de los Deportes, en la cual habían dispuesto una enorme tarta. La segunda, ya entrada la noche, en la Plaza Roja, soplando las velas de una tarta más pequeña, en compañía de las personas que le acompañaban: su
manager Francisco Gordillo, su fotógrafa personal Juana Biarnés y el director Cesar Gentili.
Después de sus actuaciones triunfales en Luzhniki, Raphael ofreció otros conciertos en Moscú: en el Teatro de la Estrada, en el Teatro de la Opereta, en la Sala de Conciertos “Octubre” y en la Universidad Estatal de Moscú. ¡El éxito fue grandioso! Ni que decir tiene que, en los alrededores del hotel Metropol, en el que se alojaba Raphael, había permanentemente una multitud que quería verle en persona aunque fuera un minuto. Dejando la capital en tal estado de conmoción, Raphael voló a Leningrado, donde dio otros tres conciertos en el Teatro de la Comedia Musical y en la Casa de Cultura “Gorki”, después de lo cual volvió a España (…).
A pesar de lo intenso de la gira, Raphael tuvo tiempo para un pequeño programa cultural. En Leningrado visitó el Hermitage y, en Moscú, la Plaza Roja, las Colinas de los Gorriones (entonces Colinas de Lenin) y el Kremlin, con sus incomparables catedrales. Conoció también al famoso portero de fútbol Lev Yasin y visitó la escuela de coreografía del Teatro Bolshoi.
"

Raphael en Rusia (I)


En las pasadas fiestas de San Isidro en Madrid, recordaba el pregonero de honor, el cantante Raphael, que era la segunda vez que le invitaban a realizar el pregón de las fiestas: la primera vez fue en los años 70, pero en aquella ocasión hubo de renunciar porque estaba de gira... ¡en Rusia! ¿Sorprendente, no? Raphael de gira en la Unión Soviética en plena guerra fría (recordemos que la España de Franco ni siquiera tenía embajada ante la URSS...).

Más sorprendente ha sido todavía investigar un poco en esta historia de las giras del "ruiseñor de Linares". La primera sorpresa fue preguntar a los moscovitas de la generación que ahora tiene entre 50 y 60 años. No sólo es que conozcan a Raphael: es que todo el mundo lanza un suspiro (sobre todo las señoras, la verdad sea dicha...) como diciendo "no sabes lo que fue aquello".

Y es que Raphael era una estrella como pocas en la Unión Soviética de aquella época: de esas que tienen fans fatales que siguen a todas partes a sus ídolos. La tremenda popularidad de Raphael en el país de los soviets parece venir de la película Digan lo que Digan (1967).

Aún hoy se sonrojan aquellas jovencitas de los 70, recordando lo prendadas que estaban de Raphael, cómo recorrían todo Moscú para hacerse con sus discos y lo que sufrían por los desengaños amorosos del Raphael de celuloide. Cuando los institutos de toda la Unión Soviética estaban llenos de chicas dispuestas a enamorarse -si no lo estaban ya- del de Linares, ¡cómo podía estar él tan ciego de seguir a aquellas actrices! ¡Y además tan poco agraciadas...! No podían entenderlo entonces... y siguen sin entenderlo ahora.

Alguna de estas admiradoras guarda todavía en algún cajón las fotografías que hacían desde las últimas filas de la sala de conciertos, reveladas a altas horas de la noche para llevarlas al instituto al día siguiente.

Y alguna recuerda con nostalgia el día que logró ver al ídolo a la salida del Metropol, entre una multitud de admiradores que se agolpaba cada día para intentar verle...

Todo el que ha sido alguna vez fan de algún ídolo entiende perfectamente lo que sentían entonces... Y, sin embargo, cuesta imaginarse un fenómeno así en la ceñuda Unión Soviética de Brezhnev...

lunes, 14 de junio de 2010

La Guerra y la Paz de Zapatero

Vuelve a estar de moda L. N. Tolstoi. Además del libro publicado por Nortesur con los recuerdos de Máximo Gorki sobre el autor de Anna Karenina, acaba de estrenarse una película con el aparentemente poco atractivo argumento de los últimos días del escritor ruso y su conflicto final con su mujer, Sofia Andreevna.
Pero no teman: estamos casi seguros de que será una moda pasajera y, dentro de unos pocos días (semanas en el mejor de los casos), las cosas volverán a su cauce normal y Tolstoi volverá a ser patrimonio exclusivo de adolescentes a los que algún profesor entusiasta tratará de hacérselo leer...
En estos días de tribulación de la economía española, sin embargo, quizá merecería la pena desempolvar la (por otro lado más que discutible) teoría de Tolstoi, expuesta en Guerra y Paz, sobre la futilidad de los esfuerzos e iniciativas de los grandes hombres de Estado, marionetas, según Tolstoi, en manos de la Historia.
Cada vez que hemos visto a Zapatero estos días podríamos haber recordado al Napoleón de Guerra y Paz -a él y al resto de príncipes, generales, etc.-, que creíanse poderosos, como si de sus decisiones dependiera el destino de millones de personas y de países enteros... Cuando, en realidad, eran poco más que una hoja en el viento de la Historia.
Así aparecían el otro día Felipe y Zapatero -ya, a día de hoy, tan reliquia el uno como el otro- a los que tantas veces hemos visto defender lo contrario de lo que se proponían hacer, prisioneros de las circunstancias y, sin embargo, defendiendo a capa y espada su papel histórico, la conciencia de estar tomando las decisiones que necesita el país, etc. etc.
Ninguna escena de la actualidad confirmaría mejor la teoría de Tolstoi...