Ofrecemos a los lectores de Letras de Rusia este pequeño artículo publicado en la revista Tainy Zviozd este verano:
"El obrero metalúrgico Nikolai Shustrov tiene una bien ganada fama de luchador por la justicia entre sus compañeros de la fábrica Autodiesel de Yaroslavl. Y todo porque un buen día, sin pensárselo dos veces, invitó personalmente a Vladimir Putin a visitar la empresa y a ver con sus propios ojos el estado lamentable en el que se encuentra. Shustrov, de 29 años, se decidió a escribir a Putin, cuando vio que terminaban en fracaso todos sus intentos de que la dirección de la fábrica hiciera justicia. Le escribió que en realidad le engañaban y le enseñaban sólo los talleres que estaban en buen estado, mientras que no veía las condiciones reales de trabajo. Y terminaba invitándole a visitar su taller y ver el desastre que era aquello.
Escribió aquella carta y no volvió a acordarse de ella. Pero un buen día Vladimir Vladimirovich cogió y se plantó en la fábrica. El herrero Nikolai no daba crédito a sus ojos cuando vio allí a tan importante huésped.
-Tengo que reconocer que estaba muy nervioso –reconoce el chaval. ¡Cómo iba a pensar que Putin agarraría y respondería a mi petición!
-Bueno, Nikolai, enséñame tu empresa –le dijo a Shustrov el Primer Ministro.
-¡Qué le puedo enseñar…! –dijo el obrero abriendo sus brazos. –Puede verlo usted mismo, Vladimir Vladimirovich. Hay basura y suciedad por todas partes.
Alrededor de Shustrov y de Putin se estaba juntando una auténtica multitud. La gente de la fábrica estaba esperando la reacción de este visitante tan importante.
-Bueno –empezó Putin, abarcando a los presentes con su mirada. -Ya puedo ver las condiciones en las que trabajáis. Y tengo que decir que he estado en sitios mucho peores… Está claro que vuestro taller no es que sea ninguna maravilla, pero es que tiene 50 años… Hace poco he estado en otra empresa en la que fabrican maquinaria y que ha sido construida por japoneses. Ahí sí que hay otras condiciones: está limpio, no hay ruido, allí da gusto trabajar…
-¿A lo mejor nos podrían contratar allí? –se atrevió a preguntar Nikolai.
-¡Hombre, no te pases, no te pases…! –dijo Putin riéndose. -Podría ser que os cogieran allí, pero tendríais que mejorar vuestra formación… De todas formas irse a otra fábrica no resuelve el problema. Hay que intentar que las condiciones de trabajo sean dignas en todas nuestras empresas.
-Putin prometió remediar nuestros problemas –recuerda ahora Nikolai. -¡Y cumplió su palabra!
Después de la visita del Primer Ministro, las condiciones de trabajo en Autodiesel mejoraron sustancialmente. Se tomó, por ejemplo, la decisión largamente esperada de suprimir el turno de tarde en la época de calor, cuando el trabajo de los obreros metalúrgicos es especialmente penoso; además, en la zona de hornos empezaron a repartir a los obreros agua con gas. Y, a pesar de todo, nuestro herrero continúa soñando con trabajar… en la fábrica japonesa que alababa Putin.
-Aunque es muy difícil que me cojan allí –suspira el joven herrero. -¿Quién se atreve a contratar a personas como yo que no nos mordemos la lengua y a los que nos gusta decir las verdades a la cara?
"El obrero metalúrgico Nikolai Shustrov tiene una bien ganada fama de luchador por la justicia entre sus compañeros de la fábrica Autodiesel de Yaroslavl. Y todo porque un buen día, sin pensárselo dos veces, invitó personalmente a Vladimir Putin a visitar la empresa y a ver con sus propios ojos el estado lamentable en el que se encuentra. Shustrov, de 29 años, se decidió a escribir a Putin, cuando vio que terminaban en fracaso todos sus intentos de que la dirección de la fábrica hiciera justicia. Le escribió que en realidad le engañaban y le enseñaban sólo los talleres que estaban en buen estado, mientras que no veía las condiciones reales de trabajo. Y terminaba invitándole a visitar su taller y ver el desastre que era aquello.
Escribió aquella carta y no volvió a acordarse de ella. Pero un buen día Vladimir Vladimirovich cogió y se plantó en la fábrica. El herrero Nikolai no daba crédito a sus ojos cuando vio allí a tan importante huésped.
-Tengo que reconocer que estaba muy nervioso –reconoce el chaval. ¡Cómo iba a pensar que Putin agarraría y respondería a mi petición!
-Bueno, Nikolai, enséñame tu empresa –le dijo a Shustrov el Primer Ministro.
-¡Qué le puedo enseñar…! –dijo el obrero abriendo sus brazos. –Puede verlo usted mismo, Vladimir Vladimirovich. Hay basura y suciedad por todas partes.
Alrededor de Shustrov y de Putin se estaba juntando una auténtica multitud. La gente de la fábrica estaba esperando la reacción de este visitante tan importante.
-Bueno –empezó Putin, abarcando a los presentes con su mirada. -Ya puedo ver las condiciones en las que trabajáis. Y tengo que decir que he estado en sitios mucho peores… Está claro que vuestro taller no es que sea ninguna maravilla, pero es que tiene 50 años… Hace poco he estado en otra empresa en la que fabrican maquinaria y que ha sido construida por japoneses. Ahí sí que hay otras condiciones: está limpio, no hay ruido, allí da gusto trabajar…
-¿A lo mejor nos podrían contratar allí? –se atrevió a preguntar Nikolai.
-¡Hombre, no te pases, no te pases…! –dijo Putin riéndose. -Podría ser que os cogieran allí, pero tendríais que mejorar vuestra formación… De todas formas irse a otra fábrica no resuelve el problema. Hay que intentar que las condiciones de trabajo sean dignas en todas nuestras empresas.
-Putin prometió remediar nuestros problemas –recuerda ahora Nikolai. -¡Y cumplió su palabra!
Después de la visita del Primer Ministro, las condiciones de trabajo en Autodiesel mejoraron sustancialmente. Se tomó, por ejemplo, la decisión largamente esperada de suprimir el turno de tarde en la época de calor, cuando el trabajo de los obreros metalúrgicos es especialmente penoso; además, en la zona de hornos empezaron a repartir a los obreros agua con gas. Y, a pesar de todo, nuestro herrero continúa soñando con trabajar… en la fábrica japonesa que alababa Putin.
-Aunque es muy difícil que me cojan allí –suspira el joven herrero. -¿Quién se atreve a contratar a personas como yo que no nos mordemos la lengua y a los que nos gusta decir las verdades a la cara?
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